La primera fotocopiadora de la historia fue La Xerox 914, una espectacular máquina que significó el inicio de la era de la información moderna.
Esta máquina fue creada a finales de los años 50, y ya en su día supuso una auténtica revolución para el mundo empresarial, al permitir por primera vez en la historia realizar copias perfectas de documentos en sólo unos segundos. Bueno, casi perfectas.
Xerox siempre ha sido sinónimo de vanguardia y eficiencia en el mundo de las copiadoras, y muchas empresas de fotocopiadoras en Córdoba y el resto de Andalucía, distribuyen sus productos en nuestra tierra.
Pero volvamos a la Xerox 914. Podemos afirmar que no era una máquina pequeña, y por supuesto tampoco era barata. De hecho, costó bastante poder empezar a comercializarla debido principalmente a estos factores y a la novedad que supuso en el mundo empresarial. Eso sí, una vez que aterrizó en el mercado, nadie pudo pararla ya.

Si hoy en día podemos acceder a cualquier información desde cualquier sitio es, en parte, gracias a los primeros pasos que empezaron a darse con esta máquina de Xerox, la Xerox 914.
Desde el copiado a mano de manuscritos en los monasterios europeos, hasta la imprenta de Gutemberg, la copia de documentos ha sido siempre constante en el mundo literario. A principio del pasado siglo el hombre empezó a buscar nuevos métodos para acelerar este proceso de copiado, lo que más tarde dió lugar a inventos como el mimeógrafo, una fotocopiadora manual que funcionaba realmente bien para su época.
Fue Charlton Chester quien finalmente consiguió dar con la clave. Desarrolló una nueva técnica de copiado rápido denominada xerografía, o electrografía en su origen (debido a que se basaba en un principio eléctrico para la producción de copias). La primera xerografía la realizó en su laboratorio de Nueva York, en el año 1938, concretamente el 22 de octubre.

El funcionamiento era realmente complejo. En primer lugar se tenía que cargar con electricidad estática una superficie plana que posteriormente se exponía a una luz destruía la carga eléctrica. Con este método, la carga solo permanecía en las zonas donde había una sombra oscura. Esta sombra se transfería al papel mediante un campo electrostático, que fijaba tinta seca en estas zonas marcadas mediante la aplicación de calor.
Sin embargo esta tecnología fue en su origen descartada por las principales empresas, como IBM o Kodak, y no fue hasta diez años después que una pequeña empresa familiar llamada Haloid Company adquirió la patente para su desarrollo comercial posterior.
Después de otros diez años de desarrollo, en el año 1959 salió al mercado el primer prototipo de fotocopiadoras automática, la Xerox 914, que se comercializó bajo la marca Xerox a partir del año 61.
Un solo dato para concluir. En el año 1961, en EEUU se realizaban 20 millones de copias de documentos al año, pero en cinco años esta cifra subió hasta los 16000 millones de copias, un 80000% más.